Atlético: Nadar o ahogarse

No hace ni un mes que analizaba el impacto de la llegada de Quique Sánchez Flores al Atlético de Madrid. Hablaba de que los colchoneros habían remontado el vuelo con el nuevo entrenador. En el Atlético hay tanta agitación que parece que no pasó un mes, sino un año. Tras cuatro partidos de Liga y otros cuatro de Copa es momento de aventurar lo que puede ser para ellos el final de esta temporada complicada y llena de altibajos. Dejaremos para más adelante los dieciseisavos de la Europa League de la próxima semana.


Desde que escribí el anterior artículo, el Atlético ha perdido una posición en la tabla (12º) y parece que se ha frenado su remontada. Se acabó el efecto Quique en la Liga, donde el equipo se hundió cada domingo (solo una victoria en cuatro partidos) dejando muy mala imagen ante Getafe, Málaga y Racing. Semana tras semana se agarraron a la Copa del Rey como si de una tabla de salvación se tratara: en el último mes han eliminado a Recreativo, Celta y van camino de hacer lo propio con el Racing (el jueves se juega la vuelta de las semifinales en Santander). Viene siendo sorprendente ver al mismo equipo ganar con comodidad -a veces incluso por goleada- los miércoles y verlo sufrir los fines de semana. Una transformación así no la recuerdo en ningún otro equipo. Pero con el Atlético de Madrid todo es posible.

Robinho vuelve a Brasil

Si hace unos días destacaba la llegada de Roberto Carlos a la liga brasileña es ahora Robinho el que aterriza en el Santos. Y nunca mejor dicho. Llegó al campo de fútbol el día de la presentación en helicóptero. Como los grandes, como lo hacía Romário cuando entrenaba en el Flamengo.

Robinho apadrinado por Pelé

El Barcelona no engaña



De ideas claras y firmes. Conceptos bien arraigados y trabajados. Éste es el Barcelona de esta temporada. Aburrido en ocasiones por previsible. Sabes a lo que va a jugar y como lo va a hacer. Lo único que falta por saber es si será capaz de superar las dificultades que le pondrá el rival durante los noventa minutos. ¿Quiere esto decir que sea el Barcelona aburrido de ver? En absoluto. ¿Cómo iba a serlo haciendo el tipo de juego que hace? Tan solo previsible, pero siempre deja detalles que merecen la pena ser analizados. Sobretodo su técnico. Guardiola acudió a Gijón con la sensible baja de Dani Alves en el carril diestro. El equipo perdía mucha llegada, desborde y presencia en el piquito del área. "Una flecha por otra" pudo pensar el entrenador: dió entrada a Pedro para compensar por la izquierda lo que no tenía en la derecha. Pedro, con muchos minutos por delante, fue determinante; hizo el que a la postre fué el único gol del partido y fue de los más acertados. Punto para Pep.


El resto del esquema del Barça no varió. Tan solo la presencia de Puyol en el lateral derecho. Puyol está realizando una gran temporada, tal vez incluso por encima de lo esperado. El capitán es un jugador muy diferente a Alves (no se podrían comparar dos jugadores con características más opuestas) y aún así, cuajó un enorme partido en el lateral. Se permitió incorporarse como lo hace el brasileño a la zona de tres cuartos -sobretodo en el último tercio de la primera parte- pidiendo el balón siempre libre de marca. Esa labor no lució porque los Xavi, Iniesta o Messi no le hicieron llegar el balón nunca en tal contexto.