En la noche de hoy hemos podido presenciar uno de esos partidos que ganan el calificativo de clásico. A nadie que lo haya visto podrá olvidársele aquel R. Madrid – Milán de Copa de Europa de 2010. Copa de Europa, si. Un verdadero clásico que tuvo de todo. En el partido se impusieron la casta y la calidad por encima de las estrategias. Un partido donde las acciones individuales -tanto aciertos como errores- fueron determinantes. Donde los hombres grabaron sus nombres en letras de oro en un estadio como el Bernabéu.
Lo esperado y Raúl
Leonardo visitaba por primera vez el Bernabéu con un equipo lleno de dudas; un Milán que venía de ganar in extremis a la Roma en el Calcio. Leonardo alineó un claro 4-3-3 con Pirlo, Ambrosini y Seedorf en el centro del campo. En punta Ronaldinho por la izquierda, Pato por la derecha e Inzaghi como estilete.
El Milán siguió el guión esperado, cediendo el mando del partido a los blancos y centrándose en tareas defensivas. Ocupando todas las zonas del campo para estirar lo posible al Madrid. En ataque sólo Pato demostró que era capaz de amenazar a la defensa merengue. El Madrid contaba con el control del partido pero su juego se atascaba en la zona de tres cuartos. La movilidad de los hombres de arriba descolgándose para ayudar en la construcción era el arma con la que atacar al sistema defensivo italiano. Kaká además se movía liberado apareciendo por todas las zonas del ataque pero muy lejos de causar peligro.