Por
Julián Martínez
No es muy elegante ponerse medallas a toro pasado, pero hablando el otro día sobre la eliminatoria aposté por la eliminación del
Real Madrid. ¿En qué me basaba? Trasladaba esta ronda de octavos a otro hipotético escenario: "Si se repite
Lyon-Madrid el año que viene le caen ocho. Pero este año no, todavía no" pensaba. La
Copa de Europa es una competición muy distinta de la Liga Española. En la Copa de Europa no hay
Málagas,
Valladolides o
Málagas (con todos mis respetos). La Champions es la competición donde año tras año los mejores equipos del continente (campeones de cada una de sus ligas) se miden en eliminatorias de primer nivel. Año tras año. El Lyon, ejemplo que viene al caso, ha participado en 85 ediciones, y creo que almenos en las últimas 8 de forma consecutiva. ¡Y es la primera vez que pasan de la fase de octavos en su historia! Merecidamente, por cierto. Sus números en la Champions este año son de 7 victorias, 2 empates (el último contra el Madrid) y una derrota (
Fiorentina por 1-0). El Madrid por su parte había caído en octavos los últimos cinco años. Es un equipo en proceso de construcción con el objetivo de ser competitivo en el torneo más competitivo por definición.
En estas que rodó el balón en el Bernabéu. Ambiente de gala. En lo futbolístico, la primera parte fue un monólogo del Madrid en dominio de la pelota y llegadas. Pellegrini salió con un centro del campo con la ambición de tener el balón: Granero-Guti-Lass-Kaká. Y en la primera parte lo tuvo. El Real cumplió con lo que los protagonistas habían comentado durante la semana: salir enchufados desde el principio. Pronto llegó el gol de Cristiano. El Lyon, por lo visto en la segunda mitad, parece que veló armas y aguantó el chaparrón como pudo. Al gol de Ronaldo se podría haber sumado algún otro, como el poste de Higuaín.