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Ya nunca volverá a ser 'el pupas'


Foto: uefa.com

Consiguió el Atlético saldar su deuda con Europa 48 años después de la Recopa de 1962 contra la Fiorentina. Lo hizo imponiéndose al Fulham inglés en Hamburgo en la final de la Europa League. Dos goles de Forlán dieron la victoria a un At. de Madrid que tuvo que sufrir hasta conseguir el segundo gol cuando la prórroga se acababa.

Contaba Quique Sánchez Flores esta semana que de pequeño soñaba mas con ser entrenador  que jugador. Recordaba que cuando era pequeño organizaba en el suelo de su casa partidos de chapas con redes como porterías. Él se preocupaba mucho porque su tía, Lola Flores, no le desmontara todo con los tacones cuando entraba a casa. Quique, reconocía emocionado al final del partido que ésta era su mayor victoria en el mundo del fútbol. No le vamos a defender su fútbol ahora, pero quiero destacar su labor.

Atlético: Nadar o ahogarse

No hace ni un mes que analizaba el impacto de la llegada de Quique Sánchez Flores al Atlético de Madrid. Hablaba de que los colchoneros habían remontado el vuelo con el nuevo entrenador. En el Atlético hay tanta agitación que parece que no pasó un mes, sino un año. Tras cuatro partidos de Liga y otros cuatro de Copa es momento de aventurar lo que puede ser para ellos el final de esta temporada complicada y llena de altibajos. Dejaremos para más adelante los dieciseisavos de la Europa League de la próxima semana.


Desde que escribí el anterior artículo, el Atlético ha perdido una posición en la tabla (12º) y parece que se ha frenado su remontada. Se acabó el efecto Quique en la Liga, donde el equipo se hundió cada domingo (solo una victoria en cuatro partidos) dejando muy mala imagen ante Getafe, Málaga y Racing. Semana tras semana se agarraron a la Copa del Rey como si de una tabla de salvación se tratara: en el último mes han eliminado a Recreativo, Celta y van camino de hacer lo propio con el Racing (el jueves se juega la vuelta de las semifinales en Santander). Viene siendo sorprendente ver al mismo equipo ganar con comodidad -a veces incluso por goleada- los miércoles y verlo sufrir los fines de semana. Una transformación así no la recuerdo en ningún otro equipo. Pero con el Atlético de Madrid todo es posible.

El cirujano del Atlético

La mano de Quique Sánchez Flores se hace notar ya en el Atlético. Los colchoneros no hacen un fútbol espectáculo. No ganarán todos los partidos y puede que ni siquiera un título esta temporada. Pero lo más importante para un club tan convulso como el del Manzanares a día de hoy era remontar el vuelo (principalmente en La Liga) y, sobretodo, recuperar anímicamente a la plantilla. Algunos jugadores que tenían la moral por los suelos han recuperado la confianza. Caso de Reyes, caso de Forlán, Simao o Agüero -al que las lesiones no le han permitido una continuidad-. Además, se ha dado salida a jugadores con los que no se contaba: Maxi Rodríguez (Liverpool) y Sinama Pongolle (Sporting Lisboa) y se han traído a otros como Salvio (Lanús) y el cedido Tiago (Juventus).

"Había soñado con el 5-1"

¿Y en números? Si el equipo con Abel sumó 7 puntos en las 9 primeras jornadas de campeonato, con Quique el At. Madrid ha logrado 13 en 8 jornadas aupándolo a la onceava posición. No es una enorme mejoría, pero algo hay. Además, tras el fiasco de la Champions League donde fueron apeados sin ganar ninguno de los seis partidos, siguen vivos en dos competiciones (no contaremos La Liga...): la UEFA League y la Copa del Rey. Brillante fue el pase en la última ronda de octavos disputada entre el Atlético y el Recreativo de Huelva. Los rojiblancos remontaron -por primera vez en su historia- el 3-0 de la ida con el 5-1 del Calderón. Para mí, esto dice mucho. Remontar (también lo hicieron en Liga contra el Sevilla), conseguir un hito histórico o anotar muchos goles (véase el 0-4 al Valladolid) son síntomas de mejoría anímica y de cambio de actitud de los jugadores a los que veo sentirse más valorados y en sintonía con el míster. Estoy seguro que con él ese vestuario será mucho mas feliz. Quique parece un hombre trabajador, cercano, romántico del fútbol y cachondo. Buenas virtudes.